¿Qué es el viento?
Digamos que el viento suele definirse como un flujo de aire a gran escala, un movimiento del aire en la atmósfera (aunque también hay viento en otras partes del universo). Entonces, sencillamente quedémonos con la idea de que el viento es en sí aire en movimiento, una corriente de aire que se mueve y que es producida por ciertas condiciones atmosféricas, de origen natural.
Como la superficie de nuestro planeta se compone de numerosas formaciones de tierra, roca y agua, la tierra absorbe la radiación solar de manera desigual todo el tiempo. Existen dos factores de vital relevancia para especificar las condiciones del viento, ellas son la velocidad y la dirección. A fin de cuentas, el viento se produce como consecuencia del calentamiento desparejo de la superficie terrestre que nos llega desde el sol. A continuación, ampliemos un poco más esta cuestión.
¿Cómo se forma el viento?
Los vientos se originan como consecuencia de las diferencias en la presión atmosférica y estas diferencias se producen por las distintas temperaturas en el aire. El aire frío tiende a desplazarse hacia abajo, mientras que el aire caliente se desplaza hacia arriba. Estas zonas pueden abarcar cientos de miles de kilómetros cuadrados y son conocidas como áreas ciclónicas y anticiclónicas respectivamente.
Cuando una masa de aire se calienta, se eleva el aire más frío y pasa a ocupar su lugar. Esto provoca el movimiento de aire (lo que llamamos viento), que son los desplazamientos de masas de aire superficial en la zona de la atmósfera, técnicamente conocida como la troposfera. El viento es producido por causas naturales y existen algunos vientos que son bien conocidos y que participan del ciclo natural que regula la atmósfera.